Comer caracoles: Beneficios y propiedades nutricionales

Comer caracoles es una costumbre que se mantiene desde la Edad Media. Se sabe que, en esta época, comer caracoles era costumbre sobre todo en tiempo de cuaresma, ya que no era necesario abstenerse de su carne, como sí ocurría con otras carnes. Utilizaban diversos tipos de cocción del caracol, pero como más se consumía eran fritos con aceite y cebolla, hervidos o asados en brochetas. En algunos lugares llegó a convertirse en un plato corriente y se comían con asiduidad.

Algunas personas podrían pensar que comer caracoles no aporta ningún tipo de propiedades nutritivas que puedan favorecer nuestra dieta, pero estaría en un error. En cuanto a propiedades nutritivas, el caracol proporciona una larga lista de elementos que son beneficiosos para nuestra dieta, como son: Sus proteínas, el potasio, las vitaminas A, B12 y E, hierro, magnesio, yodo, zinc y fibra. Además su carne tiene muy pocas calorías y grasas, por lo que su consumo es muy recomendable para aquellas personas que quieran adelgazar y sigan una dieta, sobre todo si se consumen hervidos. Además, debido a su bajo nivel en grasas, comer caracoles también es muy beneficioso para personas con problemas de estómago, ya que son fáciles de digerir. Por otro lado, los nutricionistas afirman que los caracoles también son aconsejables para deportistas, por su alto nivel de nutrientes.

En Europa, el país que consume mayor cantidad de caracoles es nuestra vecina Francia, donde es habitual encontrarlo en todo tipo de restaurantes de cocina tradicional. Los franceses, son consumidores activos de este manjar durante todo el año y desde hace mucho tiempo son pioneros, junto a España, en la crianza de caracoles en cautividad en granjas helicícolas.

Mejor consumir caracoles de granja

Tenemos que tener en cuenta que es importante comer caracoles de manera segura, tomando ciertas precauciones. Comer caracoles silvestres puede ser indigesto debido a la mala limpieza y/o por la alimentación del propio animal. La dieta de los caracoles silvestres es mucho más variada y descontrolada que la dieta de los caracoles criados en cautividad, por lo que pueden alimentarse de plantas y hongos inofensivos para ellos, pero perjudiciales para el ser humano. Por este motivo, es aconsejable comer siempre caracoles de granja, que llevan una dieta controlada y equilibrada con la que eliminan los residuos antes de cerrar su concha.

A parte de su alto contenido en propiedades nutritivas, el caracol también se comercializa por su baba. Se dice que contiene una sustancia activa capaz de proteger mucosas y epitelios, por lo que lo ha convertido en la principal causa del auge del comercio de cremas a base de baba de caracol. Estas cremas tienen fines cosméticos que ayudan a prevenir y atenuar arrugas, estrías y cicatrices, ayudan a la desaparición del acné y además, facilitan la eliminación de las manchas provocadas por el sol, entre otros beneficios en la piel.

Ya hemos visto que no solo la carne de caracol es beneficiosa, sino que también lo es la baba que produce. No es de extrañar que su consumo esté de moda en restaurantes de prestigio en toda Europa, especialmente en España y Francia. Concretamente en Barcelona existen diversos restaurantes que cocinan caracoles como uno de los platos estrella de su Menú, entre ellos El Jardí de L’Àpat en el que incluimos esta delicia terrestre para el disfrute de nuestros comensales. Te invitamos a probar todas nuestras especialidades: Els “cargols de l’àvia”, els “cargols a la llauna” o els “cargols a la gormanda” ¡Te encantarán!

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