Hoy en día el cuidado de la alimentación se ha convertido en un pilar fundamental en la vida de muchas personas. Proliferan los consejos en las redes sociales, las dietas depurativas, los batidos antioxidantes o las sesiones de fotos casi profesionales a los platos elaborados en casa con precisión milimétrica. De hecho, se podría decir que hay, incluso, alimentos que están de moda.
Sin embargo, se ha cometido el error en alguna ocasión de pensar que lo “saludable” es algo más moderno y no tiene tanto que ver con la cocina tradicional. Pues bien, para desmitificar esto hemos querido rendir homenaje en este post a un plato típico catalán que, además de estar delicioso, cuenta con muchísimas propiedades nutricionales, entre las que destacan el hierro y las proteínas. Estamos hablando de los Caracoles a la Gormanda, ¿aún no los has probado?
En El Jardí de l’Àpat nos encanta cocinarlos para nuestros comensales. Si todavía no conocías esta exquisitez, aquí tienes la receta tradicional por si decides ponerte el gorro de chef y cocinarlos tú mismo en casa.
Lava los caracoles con agua fría varias veces hasta que queden limpios del todo y retira los que puedan estar muertos. Pon los caracoles a hervir en una olla con la sal (al gusto), la pimienta, el tomillo, la guindilla y las hojas de laurel. Con el fin de que los caracoles no se escondan dentro de la cáscara, los tendrás que "engañar” poniéndolos con agua fría a fuego lento, y ve subiendo gradualmente la intensidad hasta el fuego medio.
Se tienen que hervir durante 20 minutos o media hora, dependiendo del tamaño del caracol. Es importante que retires la espuma que se va quedando en la superficie del agua para eliminar los residuos. Mientras tanto, en una cazuela de barro, pon a freír los ajos y la cebolla picados. Cuando estén bien dorados, agrega el tocino cortado en tiras gruesas y el jamón. Remueve durante unos 2 ó 3 minutos.
Después, incorpora los caracoles escurridos y añádeles el vino o coñac. Durante los últimos 5 minutos agrega la harina poco a poco con el fin de ligar el plato. Cuando se haya hecho una masa se vierten las cucharadas del picadillo de ajo y perejil.
Una vez haya reducido bien la salsa, sin que quede nada de jugo, ya estarán listos para servir acompañados de un buen tinto.
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